Y es que mi amada "Venox" no es tal, sino una prima lejana (muy lejana). De hecho creo que sólo se parecen en que tienen ruedas y manillar. Cosillas de la genética.
Los planes no siempre salen como uno quiere. Me pulí el examen teórico a la primera (hurra), el de circuito a la primera (hurra x2) y el abierto a la primera (hurra x3). Desde unas tres semanas antes ya tenía RESERVADA una Venox en tierras norteñas, en Navarra concretamente. 200 euros de señal.
Pero los elementos se conjugaron para fastidiar mis planes. El pasotismo de los responsables de la tienda me quemó; pegas y más pegas, comunicación más propia de individuos con fobia social que de comerciales... tenía el carnet pero no la moto. Operación abortada. Ya me había avisado un compañero del foro; los de ese concesionario son un poquito especiales.
Reservo otra Venox. En Sevilla. Más cerca. Los del sur nos entendemos mejor entre nosotros. Me lo imaginaba; pequeño viajecito mañanero, dos cruzcampos, un par de chistes y tema cerrado. Me volvería en la Venox a Badajó. Pero el destino volvió a cachondearse de mí. El tópico de la "parsimonia" -digámoslo así, con un eufemismo, para no despertar la furia vándala- sevillana se cumplió. Y mira que tengo familia y amigos sevillanos "más resueltos que un soldao"... pero no era el caso. Segundo intento frustrado.
Tres semanas con carnet y sin moto. Me quema el poco dinero que tengo. Me voy a comprar un casco a la tienda de abajo de mi casa. Una fea moto carenada me mira. Rehuyo su mirada, si no está desnuda o lleva bragas cromadas no me pone.
Me atiende un vendedor como los de antes, de esos que te adulan antes de sacar sus armas y te han vendido la moto antes de que te des cuenta. Y salgo con cara de tonto, feliz, como nuevo poseedor de una gs 500 carenada, del año 2007, con solo 6900 km, con un año de garantía oficial en el concesionario suzuki de debajo de mi casa... y con 2.600 pavos menos.
Tres días después, el comercial cumple su palabra y tengo la moto a mi nombre, preparada, en la puerta. En una caja he dejado con dos bolitas de alcanfor mi chaleco motero con un parche de los Burzum, esperando tiempos mejores. Pero he cogido mi chupa, he probado MI burra, me he hecho los primeros cientos de kilómetros y me he sentido al fin libre. Y creo que la sensación no hubiese sido muy diferente subido en una VENOX... ¿o tal vez sí?
Os presento a mi "Venox" 500. Una custom con caparazón de "F". Mi autovía personal hacia una un bicho negro, rugiente y con un reluciente motor en V.


¡Nos vemos en la carretera!